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Diccionario de Jesús y los Evangelios. Varios, editorial Clie, 2016.


“De hecho, ser evangélico y crítico al mismo tiempo, este ha sido el objetivo de este Diccionario”.


Joel B. Green, Jeannine K. Brown y Nicholas Perrin, editores.



Hace años, tenía que realizar un estudio en detalle sobre un tema bíblico en donde se reflejara la evolución del mismo a través del texto de la Escritura. Cuando acudí a mi biblioteca en busca de información me llevé la desagradable sorpresa de comprobar cómo la gran mayoría de los libros, incluidos varios voluminosos diccionarios, no servían para este propósito. Intenté recopilar información sobre otros temas y la labor fue igualmente infructuosa.


La inmensa mayoría de mi biblioteca de entonces se componía de libros “confesionales” o escritos "desde la fe", de tal forma que allí donde uno esperaba encontrar una nota de carácter cultural, una explicación de posibles influencias externas o sencillamente una exposición de lo que se creía en aquel momento histórico, lo que aparecía era un enorme hueco o dos líneas que casi nada aportaban. Con casi me refiero a que si bien se tocaba o se aludía a lo anterior, se realizaba de una forma tan superficial que no servía para el propósito que tenía entre manos. Las notas de carácter lingüístico también iban todas en una misma dirección: afirmar la fe y "corroborar" una determinada línea teológica. No me equivoco si digo que en esos momentos podría haber prescindido de al menos 90 % de todos mis libros y no hubiera tenido una pérdida significativa de información.


Lo anterior me supuso un buen golpe que hizo plantearme (junto a otros motivos) qué era aquello que yo mismo creía. El problema se agudizaba si este vacío era señalado a otros creyentes, ya que la forma de reaccionar, en general, era precisamente la misma que la de todos aquellos libros: o bien se tapaba con una explicación simplista o bien se apuntaba a que si se seguía con esa línea, se estaba poco menos que negando la fe.


Lo anterior responde a una forma de pensar en donde lo académico se identifica con lo que es contrario a las creencias de siempre, por lo que casi es mejor prescindir de ello. También está la posición contraria en donde las palabras académico, crítico o científico son usadas como sinónimas de estudio serio, lo que finalmente te debe llevar a negar buena parte de las Escrituras o, como mínimo, a hablar en todo momento desde un profundo escepticismo. Como siempre, las posiciones parece que deben estar enfrentadas, polarizadas y cada cual desde su trinchera anatemiza al contrario.


El actual Diccionario de Jesús y de los Evangelios viene a ocupar un lugar intermedio y equilibrado, y no es que quede en tierra de nadie, sino que demuestra cómo se puede ser creyente y usar material académico sin caer en fundamentalismos de ningún tipo. No es necesario estar anclado en posiciones defensivas, ni tampoco es que haya que abandonar un puesto en primera línea al ser arrasado por la crítica más radical.


El volumen que tengo entre manos se compone de 1252 páginas en un formato que no es precisamente de bolsillo. No tiene apenas gráficos ni esquemas y carece totalmente de fotografías. Lo que prima es el texto, la cantidad de información contenida, además, en relación únicamente a los cuatro primeros libros del Nuevo Testamento. Por ejemplo, si estamos interesados en realizar un estudio sobre las "búsquedas" del Jesús histórico, vamos precisamente a esa entrada, BÚSQUEDA DEL JESÚS HISTÓRICO, y nos encontramos con un artículo que tiene, nada más y nada menos, que 48 páginas de las que cuatro y media son de bibliografía. Por supuesto, esto es solo un ejemplo de cómo es tratada una cuestión tan relevante. Después hay entradas con muy diversa extensión, pero ninguna tratada de forma tan superficial que carezca de interés.


Otro punto destacable es que podemos encontrarnos con temas que podrían no estar incluidos, al no ser “obligatorios”, en un diccionario como el presente, tales como ANTISEMITISMO o JESÚS EN LAS FUENTES NO CRISTIANAS. Aquí con ANTISEMITISMO no se trataría del estudio histórico de esta condenable ideología, sino de si en los Evangelios encontramos precisamente trazas de ella. A menudo se ha acusado al Nuevo Testamento de contener textos antisemitas y de lo que se trata es de saber precisamente si esto es cierto. También es muy destacable el número de colaboradores, un total de 128, especialistas en diferentes campos de estudio.


Por todo esto podemos hablar de que estamos ante una herramienta de estudio muy recomendable, y mucho más al presente en donde los estudios sobre Jesús y los Evangelios son tan numerosos que irrumpen como si de una auténtica avalancha se tratara. Además, este volumen es la traducción del original revisado que contiene mejoras de gran calado. A dos décadas de aquel, la revisión ha sido en profundidad de tal forma que alrededor del 90% del material primero ha sido reemplazado, se han añadido artículos totalmente nuevos y la mayoría de las entradas precedentes han sido realizadas por otros estudiosos. Esto nos da una idea de cómo avanzan y se actualizan los estudios críticos en relación a Jesús y los Evangelios.


La forma habitual de abordar los distintos temas o conceptos en este diccionario es la de recorrer la historia teológica explicando el contexto cultural de cada fase de su desarrollo, la idea o creencia en boga y las influencias o préstamos externos que pudo tener. Lo contrario sería caer en simplezas de significación que nada tienen que ver con la realidad, y que, por tanto, son una ficción que no obedece a la fe, sino a la fe en la fe. Esto último obedece a un montaje ideológico, consciente o no, para mantener ciertas posturas teológicas que evidencian sobre todo una mentalidad cerrada y excluyente. Si queremos ser serios, debemos usar material de estudio serio, y si deseamos ser escuchados más allá de nuestras “parroquias”, tendremos que adquirir un tipo de razonamiento que lo haga posible.


Por último, apuntar que este diccionario nos permite seguir tres líneas de estudio. Una sería con un enfoque devocional, señalando las enseñanzas vitales, poniendo en claro el texto bíblico para hallar finalmente qué desea decirnos el mismo; el segundo enfoque es el propio de este volumen, provee una información equilibrada, desde la fe pero crítica, o crítica, pero también desde la fe; el tercero es que podemos ampliar nuestro estudio usando otras fuentes con el propósito de tener más información o para abordar tantos otros asuntos secundarios que se relacionan y que se apuntan a lo largo de la entrada.


Como bien se dice en la portada, se trata de un Compendio de las ciencias bíblicas contemporáneas enfocadas en Jesús y los Evangelios y que sin ninguna duda recomiendo.

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