

Amores paganos y cristianos
Por Andrés Ortiz-Osés Nuestra Iglesia católica, siempre a remolque del cristianismo, se plantea si bendecir o decir-bien de las uniones homosexuales o bien mal-decirlas. Obispos alemanes y austríacos, como el de mi vieja ciudadela de Innsbruck, van a bendecir dichas uniones, mientras que algunos obispos autóctonos se preparan desde su indigenismo para criticarlas. Pero criticar al amor homoerótico no deja de ser criticar el amor interhumano, lo cual sueña bien extraño en la I


Violencia y deseo mimético (II)
“Cuando dos o más personas desean un mismo objeto y este no puede ser en orden a su naturaleza compartido, se instaura entre ellas un conflicto violento exclusivamente humano que convierte al hombre en lobo para el hombre” (Thomas Hobbes) Preguntamos al maestro Andrés Ortiz-Osés antes de acometer la redacción de este artículo: “Muy estimado profesor y amigo AOO:
¿Podemos afirmar que el diablo en el cuarto evangelio no tiene una naturaleza estable, que carece absolutamente de

Sermón Pascual del Arzobispo de Canterbury.
La Muerte a pesar de su apariencia Absoluta e inapelable es para los cristianos la más grande y devastadora falsedad. Es mentira que el último suspiro es el final absoluto y que no haya nada más. Es mentira que estaremos separados para siempre de aquellos a quienes amamos y que han muerto, porque no han muerto para siempre. Todos hemos sufrido la muerte de un amigo o familiar y su muerte es una realidad maciza y dolorosa, pero sin embargo cuando sucede algo especial que nos


Sermón Pascual del Papa Francisco.
El Papa Francisco hace unas reflexiones en su homilía de Pascua que valen para todos los cristianos y que tiene interés cualquier hombre o cualquier mujer que reflexione sobre nuestra paradójica condición humana : "Puedes tener defectos, estar ansioso y vivir enojado a veces, pero no olvides que tu vida es la empresa más grande del mundo. Sólo tú puedes evitar que se vaya cuesta abajo. Muchos te aprecian, admiran y aman. Si pensabas que ser feliz es tener un cielo sin torme