Carlos III y León XIV, en la Capilla Sixtina, por Javier Otaola
- Escritorio Anglicano

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Asumo con cristiana resignación mi fama de excéntrico porque reconozco que es una fama merecida. A fin de cuentas, la excentricidad no es sino colocarse en una posición alejada del "centro sociológico" en la comunidad en la que uno vive, y ser anglicano, o sea, asumir —como antiguo alumno de los jesuitas— la condición de cristiano en el seno de la Iglesia Española Reformada Episcopal —integrada en la Comunión Anglicana— es seguramente una de mis excentricidades más querida y socialmente la menos comprendida.
La Iglesia Reformada Episcopal tiene su antecedente más importante en Antonio del Corro, el protestante español que más activamente participó en la vida de la Iglesia de Inglaterra del siglo XVI, que curiosamente era además sobrino del inquisidor sevillano del mismo nombre. En tiempos de la Reforma emigró a Europa en busca de libertad religiosa. Estuvo en Ginebra en 1557 y fue a la Universidad de Lausana a estudiar Teología donde fue discípulo del reformador Teodoro de Beza, haciéndose al mismo tiempo amigo suyo. En 1571 fue elegido profesor de Teología e ingresó en la Universidad de Oxford, y en 1579 publicó su obra clave Paraphrasis and Commentary on Eclesiastes, donde proclamaba el valor de la Reforma inglesa como la «vía media» en la que podían encontrarse los católico-romanos y los reformados y evangélicos. Murió en Londres el 3 de marzo de 1591, y está enterrado en la iglesia de San Andrés. Más allá de las raíces teológicas del paradógico anglicanismo- español, el episcopalismo, que es la denominación eclesiástica de las iglesias vinculadas a la Comunión Anglicana, tiene su origen histórico en España en la misión del capellán inglés Lewen S. Tugwell y el sacerdote católico, convertido al anglicanismo, Francisco Palomares García que promovieron una misión entre españoles y para españoles. El primer Obispo de la Iglesia Episcopal Española fue Juan Bautista Cabrera, sacerdote escolapio convertido al anglicanismo, que tuvo que refugiarse en Gibraltar hasta la Revolución liberal de 1868. Años después, el 2 de marzo de 1880 en la ciudad de Sevilla, cinco congregaciones de fieles reunidas en Sínodo en España, bajo la presidencia del obispo de la Iglesia Episcopal de México, Enrique Chancey Riley, se constituyeron como confesión religiosa.
En 1880, la libertad religiosa en España no existía en el sentido moderno; España era un estado confesional católico, la Constitución de 1876 establecía un estado confesional, pero permitía la libertad de culto siempre que se realizara en la esfera privada, no ofendiera a la moral católica y no realizara manifestaciones públicas: no podían celebrar ceremonias públicas, como entierros o procesiones...
Se ha comentado prolijamente en la prensa cómo el 23 de octubre, en la Capilla Sixtina del Vaticano, Carlos III de Windsor acompañado por su mujer, y por otro lado el Papa León XIV, rezaron juntos en un servicio ecuménico. En verdad se trata de un hecho cargado de simbolismo, ya que es la primera vez que un Rey británico y un Papa participan en una ceremonia religiosa desde la Reforma Inglesa de 1534. En 1982 Isabel II realizó una visita de Estado al Vaticano en 1961 en el pontificado del Papa Juan XXIII, pero no tuvo significado religioso.
Es importante señalar que el Rey Carlos III, a pesar de que tiene el título de autoridad suprema de la Iglesia de Inglaterra (no de la Comunión Anglicana) en cuestiones religiosos como en cuestiones políticas "reina, pero no gobierna", y no ejerce una autoridad efectiva sobre la Iglesia de Inglaterra que tiene un sistema de gobierno Sinodal, donde participan Obispos, clérigos y fieles. God save the King and bless the Pope.
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