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La Matanza del Hospital Al-Ahli




El ataque, de autoría aún no determinada, lleva a las iglesias cristianas en Jerusalén a recordar que los centros sanitarios han de ser «refugios seguros»


Javier Otaola.- EL CORREO Viernes, 20 de octubre 2023, 00:01


El martes, en lo que ya podemos llamar la guerra Israel-Hamás de 2023, se produjo una explosión en el Al-Ahli Arab Hospital, donde además de los pacientes ingresados, enfermeras, celadores y personal médico, auxiliar y administrativo había centenares de hombres, mujeres y niños desplazados de sus hogares que se habían refugiado en sus patios e instalaciones, en la confianza de que era un refugio seguro en medio de la guerra. La explosión ha causado gran cantidad de muertos, más que ningún otro acto violento en la zona desde el inicio de hostilidades en 2008. El número exacto de fallecidos no está todavía determinado, pero se estima que puede haber superado las 500 personas, además de los heridos -entre ellos, personal médico-, además de la destrucción de equipamiento del centro.



Los dirigentes de Hamás imputan esa masacre a un ataque aéreo israelí; las fuerzas de Israel (IDF) aseguran que esa matanza tiene su origen en el disparo fallido de un cohete tierra-aire que iba dirigido contra el territorio hebreo, lanzado por otro de los grupos yihadistas de Gaza, denominado Yihad Islamista de Palestina: «La explosión en el hospital Al -Ahli se debe a un cohete de Yihad Islámica, cuyo lanzamiento falló», ha declarado en una rueda de prensa el portavoz de las Fuerzas Armadas israelíes, Daniel Hagari.



La determinación de las causas exactas de las explosiones en el hospital Al -Ahli puede implicar la acusación por crimen de guerra; pero cualquiera que sea el autor político o militar de lo sucedido, ya sea un ataque voluntario y criminal o consecuencia de otra circunstancia, lo indubitado es el coraje civil de médicos, enfermeras, celadores, administradores del centro que están arriesgando sus vidas o su integridad por cuidar, proteger y curar a tantas personas necesitadas de auxilio, sin tener en cuenta su etnia, su religión, su condición social o su posición partidista; y lo han hecho exponiéndose a morir por causa de su corazón compasivo.


El Al-Ahli no es un hospital cualquiera. No está gestionado por Hamás. Es titularidad de la Diócesis Episcopal de Jerusalén, que también dirige escuelas y clínicas en los territorios palestinos, Israel, Jordania y Líbano. Es el único centro sanitario cristiano de la Franja, fundado nada menos que en 1882 por la Sociedad Misionera de la Iglesia anglicana. Se trata de un hospital sostenido económicamente por la Iglesia episcopal de Estados Unidos (anglicana) y por subvenciones de la Unión Europea, abierto a todos, cualquiera que sea su etnia, religión y adscripción política, bajo la administración de la Diócesis Anglicana de Jerusalén. Para miles de familias, el Al-Ahli Arab y su clínica comunitaria gratuita eran la única opción de atención médica de la que se benefician unos 45.000 pacientes cada año.



El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, ya había hablado antes del ataque del «grave peligro» que enfrentan los hospitales en Gaza y pidió que se rescindiera la orden de evacuación israelí vigente para el norte de la Franja que afectaba a los hospitales de la región: «Los pacientes gravemente enfermos y heridos en el Al-Ahli, dirigido por los anglicanos, y en otros centros de atención sanitaria en el norte de Gaza no pueden ser evacuados de forma segura», afirmó. «Hago un llamamiento para que se revoque la orden de evacuación de los hospitales del norte de Gaza y para que se protejan las instalaciones sanitarias, a los trabajadores, los pacientes y los civiles».


A pesar de ese llamamiento, la dirección del Al-Ahli ha informado al arzobispo de Jerusalén de que horas antes de la explosión recibieron tres llamadas del IDF, el Ejército israelí, conminándoles a desalojar el hospital, pero alegaron que eso era imposible ya que se trata de personas enfermas, heridas o con limitaciones para moverse, con niños y ancianos. Esos pacientes no podían desplazarse. Luego llegó la explosión y la matanza.


Patriarcas y líderes de las iglesias cristianas presentes en Jerusalén convocados por el arzobispo anglicano, Hosam Naoum, condenaron el miércoles el «ataque criminal» contra el hospital anglicano, lamentando la pérdida de «cientos de vidas», y atribuyeron su responsabilidad a «fuerzas militares», sin especificar. En su declaración colgada en la página web de la Diócesis Anglicana de Jerusalén, dicen también: «Los hospitales, descritos como refugios seguros por la ley internacional, han sido profanados por fuerzas militares (...). Al-Ahli sufrió una deflagración cuya autoría y envergadura están aún en disputa (...). Declaramos de forma inequívoca esta atrocidad como un crimen flagrante que merece la mayor censura y por el que se deben rendir cuentas internacionalmente», concluye el comunicado. Que así sea.


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