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El Cristianismo ante otras ofertas de Salvación (1), por Miquel – Àngel Tarín i Arisó





0. INTRODUCCIÓN


La entraña profunda de la religión cristiana se concibe como soteriológica puesto que a través del Cristo Jesús el creyente halla la salvación por Dios prometida. Antedicha afirmación pertenece absolutamente al orden teológico y requiere en consecuencia una adhesión a ella “fides operante” puesto que sin fe no puede existir creencia religiosa.


No nos encontramos en consecuencia ante una “verdad” científica ( aunque en realidad, las así denominadas, especialmente en el contexto de sus primeras formulaciones funcionales, tienen mucho de filosóficas o si se quiere de hipotéticas, incluso cuando pretenden conformar un sistema plenamente articulado) sino, muy al contrario, frente a una verdad de orden metafísico y por ende indemostrable, si por demostración entendemos la aplicabilidad conceptual propia de los principios metodológicos que rigen el actual modelo cognoscitivo imperante, léase el matemático y el de las ciencias naturales, es decir, la observación y la demostrabilidad proposicional fáctica.


Abordar un tema tan complejo como el que proponemos, recordemos el cristianismo ante otras ofertas de salvación, un tema a la sazón que presentaremos Dios mediante en diferentes entregas por mor de su enorme complejidad y extensión, requiere a nuestro juicio un posicionamiento previo, meridiano y honesto por parte de su autor: nosotros nos confesamos cristianos y reconocemos en consecuencia la influencia que la religión cristiana posee de manera inevitable en todo nuestro pensamiento.


Se trata sin duda de un elemento, si se nos permite la expresión, dispensador de subjetividad. Antedicho elemento, así como también cualesquiera otros de los múltiples elementos subjetivos que conforman el pensamiento humano, se constituyen, no obstante, en circunstancias y en contextos inevitables en el desarrollo temático del tratado de las humanidades, pues, efectivamente, cualquier pensador posee indefectiblemente ciertos “a priori” determinados y diversos que lo conforman, que no deben ser pasados bajo el manto manipulador del silencio, y a partir de los cuáles debe necesariamente ubicarse para poder así honestamente reflexionar.





1. METODOLOGÍA


El abordaje del tema que nos ocupa, recordemos el cristianismo ante otras ofertas de salvación, podría plantearse fundamentalmente bajo dos prismas epistemológicos diferentes, aunque no por ello absolutamente excluyentes.


El primero de ellos es de tipo valorativo. Bajo esta anterior perspectiva debiéramos afirmar, previamente a cualquier otra consideración y sin ambages, la existencia de un “plus” soteriológico existente única y exclusivamente en la religión cristiana frente al resto de religiones mayoritarias que transitan nuestra humanidad.


El segundo prisma cognoscitivo es de orden descriptivo y expositivo. Se trata de una perspectiva que no tendría como punto de partida antedicha afirmación soteriológica, sino más bien el hecho de describir y de exponer las diferentes teologías que o bien llegan a anterior conclusión, o bien la niegan, o bien adoptan diferentes posicionamientos que bien podríamos calificar de intermedios, sin por ello, no obstante, dejar de pretenderse cristianos.


Nosotros adoptaremos aquí este segundo prisma epistémico, ubicándonos en consecuencia bajo el paradigma de una teología cristiana de las religiones abierta y, si se nos permite, desacomplejada y valiente, harto osada quizás; Queremos con ello decir que abrazaremos sin temor el tenor aperturista de una fenomenología religiosa que, siendo declaradamente cristiana, como inicialmente confesábamos, pretende no obstante comprender la realidad del pluralismo religioso como un evento no necesariamente fatal en el que las religiones coexisten, junto al cristianismo mismo, como una realidad vívida y fructífera que se desarrolla actualmente como acervo cultural en el seno de nuestras sociedades postmodernas.


Esta concepción la consideramos como un antídoto contra toda propuesta que implique cualquier tipo de fundamentalismo religioso, por incipiente que este sea. En efecto, puesto que nos permite enfocar hacia una perspectiva universalista del hecho religioso a la vez que nos permite posicionarnos percibiendo el mismo como un elemento enriquecedor y dinámico operante en nuestras sociedades postmodernas a la hora de responder a la pregunta fundamental que interpela y fundamenta nuestra reflexión, a saber: ¿Cómo contempla el cristianismo al resto de las religiones planetarias? describiendo cuál sea en consecuencia la visión profunda que el cristianismo como religión lanza sobre el resto de religiones existentes las cuales, al igual que el cristianismo mismo, proponen desde otras perspectivas a sus seguidores sendas ofertas de salvación.


Es importante destacar que cuando nos referimos a las religiones no cristianas tenemos en mente a la multiformidad de las religiones en general, tanto al todo como al detalle de las mismas. No exclusivamente al resto de los denominados monoteísmos históricos que acompañan al cristianismo: judaísmo e islam, citados por orden de aparición histórica cronológica.


También incluimos obviamente a las religiones comúnmente denominadas “oceánicas”, participadas por tantos millones de seres humanos e importante acervo cultural de la humanidad. Nos referimos a las religiones que conciben la vida humana como una gota de agua integrada en el ingente océano de la vida cósmica y de la trascendencia misma, teniendo como característica fundamental la no dualidad entre cosmos, trascendencia y ser humano mismo, destacando entre ellas el hinduismo y su reforma histórica, el budismo.


Y junto a todas aquellas religiones que ya hemos señalado, religiones a la sazón que constituyen ya de por sí las manifestaciones espirituales que más seguidores poseen en nuestro mundo, el resto de las religiones afroasiáticas, incluyendo también cualesquiera religiones que se postulen y auto conciban en sus diferentes teologías como religiones dispensadoras de salvación hacia sus adeptos.



3. AUTOCOMPRENSIÓN CRISTIANA DEL RESTO DE

LAS RELIGIONES PLANETARIAS SALUTARIAS



Sentada nuestra metodología y expuestos también nuestros objetivos, llega ahora el momento de interrogarse acerca de las diferentes interpretaciones que el cristianismo histórico ha tenido acerca de sí mismo en su relación con el resto de las religiones que, como el cristianismo mismo, predican igualmente la salvación o, si se quiere, la vida después de la vida.


La respuesta a esta pregunta no es en absoluto sencilla, ni mucho menos pacífica. No lo es por numerosas razones. Fundamentalmente, porque el cristianismo histórico posee un carácter que bien podríamos definir como desbordante, escapando en consecuencia a cualquier esbozo de categorización absoluta.





En efecto, el cristianismo, como religión encarnativa, a saber, que se o enraíza de pleno necesariamente en la historia humana, no existe como realidad única y exclusiva de manera desencarnada o ahistórica adoptando necesariamente, en consecuencia, diferentes posicionamientos e inteligencias por mor de los movimientos que la historia misma experimenta. Esto es especialmente cierto en todo aquello que relaciona el cristianismo con sus vertientes ecuménicas y - todavía más - de diálogo interreligioso.


Además, siendo como es hoy el cristianismo una realidad multi interconfesional, y por esta misma razón un fenómeno espiritual tan complejo como poliédrico, ello provoca necesariamente la aparición de diferentes perspectivas conceptuales, todas ellas decididamente cristianas en origen, pero que no se agotan las unas a las otras, importando en realidad poco a nuestro estudio que incluso lleguen a contradecirse.


Por todas estas razones anteriormente señaladas, y también por otras que no podemos ahora mentar, nos contemplamos sinceramente obligados a reconocer las deficiencias inherentes a cualquier esfuerzo de sistematización definitivo.


Todas estas limitaciones señaladas, sin embargo, no son suficientemente poderosas como para impedir el que consideramos necesario abordaje y propuesta de una determinada sistematización siempre incompleta y contingente, pues de otro modo creemos que el tratamiento del tema que nos ocupa sería poco más que una quimera, diluyendo en definitiva el objeto de nuestro estudio y haciéndolo en consecuencia prácticamente imposible, por muy conscientes que seamos de las limitaciones que su resultado final implica.


Teniendo muy presente anteriores consideraciones partiremos de tres posicionamientos teológicos – filosóficos conceptuales que históricamente han ido jalonando, en realidad sin ser conscientes de ello sus seguidores hasta recién, cualquier reflexión sobre el particular.


Se trata en consecuencia de tres perspectivas teológico - filosóficas diferentes, no existiendo definitividad, sino más bien una determinada graduación entre las mismas y también una graduación no menor entre los que las comparten, circunstancia que implica y que destaca ciertos importantes elementos de conexión, así como también otros, de no menor importancia, de desconexión, entre las mismas, que pueden implicar tanto la complementariedad como la contradicción entre aquellos que las defienden o que las estudian.


Nos referimos concretamente a las posiciones:


1. Exclusivista

2. Inclusivista

3. Pluralista


Procederemos, Dios mediante y en breve, al análisis de las mismas.



 

Per semper vivit in Christo Iesu



Miquel – Àngel Tarín i Arisó

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