El Centro de Estudios Anglicanos
EL CENTRO DE ESTUDIOS ANGLICANOS (CEA):
UN PROYECTO EN MARCHA CON ILUSIÓN Y CON ESPERANZA
Rvdo. Juan María Tellería Larrañaga
Desde aquel ya lejano en el tiempo miércoles 27 de septiembre de 2017, fecha oficial de su presentación por medio de un sencillo acto que tuvo lugar en la Catedral del Redentor (Madrid) y bajo la presidencia del obispo-rector académico d. Carlos López Lozano, el Centro de Estudios Anglicanos o CEA, perteneciente a la Iglesia Española Reformada Episcopal[1], ha venido cumpliendo con sus objetivos iniciales en la medida en que lo han permitido las circunstancias. Como para el resto del mundo, la pandemia del covid-19 iniciada en diciembre de 2019 y que ha llegado prácticamente hasta el momento en que redactamos estas líneas[2], ha supuesto para el CEA una forzosa paralización de proyectos, de algunos de ellos al menos[3], pero, gracias a Dios, no un cierre definitivo. Por el contrario, prosigue su andadura, perfilando y mejorando aquello que debe ser mejorado en lo referente a la formación de la Iglesia, tanto ministros de culto como miembros laicos.
Destacaremos a continuación las tres áreas fundamentales en las que el CEA trabaja en la actualidad:
1ª) FORMACIÓN DE LECTORES SEGLARES
El lectorado seglar constituye uno de los elementos fundamentales en el funcionamiento de parroquias y puntos de misión de nuestra Iglesia. Los lectores seglares son personas con marcada vocación de servicio que ayudan a los ministros de culto en el buen funcionamiento de los servicios religiosos, dominicales u otros, tomando parte activa en la liturgia e incluso en la predicación y la instrucción de los fieles. También puede entrar en sus competencias, siempre con licencia episcopal, asumir responsabilidades específicas, como, entre otras, la evangelización dentro de un área bien delimitada. La atribulada historia de la IERE ha destacado la importancia del lectorado seglar en momentos muy difíciles[4] en los cuales las parroquias carecían de ministros ordenados; fueron los lectores seglares quienes, dentro de sus posibilidades y las responsabilidades inherentes a sus funciones, mantuvieron vivas aquellas comunidades diezmadas y castigadas por una contienda fratricida, con la fe y la esperanza puestas en que Dios proveería para su Iglesia, y así fue.
En la actualidad, el CEA dispone de un curso específico de formación para el lectorado seglar consistente en veintiún módulos de estudio que los aspirantes deben leer y resumir conforme a los requisitos exigidos por el tutor correspondiente. Se trata de un curso a distancia de contenidos diversos, que abarca desde temas históricos y litúrgicos hasta teológicos y filosóficos, pasando por las Sagradas Escrituras y cuanto atañe a su conocimiento e investigación. Además de los aspirantes a lectores seglares, son bastantes los fieles que lo han seguido o lo están siguiendo como curso de formación de laicos. Puesto que entre los módulos se cuentan obras de grandes autores de la teología contemporánea, así como escritos de reformadores y Padres de la Iglesia, su nivel de conocimientos es elevado.
2ª) SEMINARIO DIOCESANO PARA LA FORMACIÓN DE MINISTROS DE CULTO
Desde el primer momento de su andadura, y siempre conforme a los propósitos previos con que se fundó, el CEA ha sido consciente de que una de sus finalidades era formar ministros de culto, es decir, clérigos que respondieran al llamado divino al servicio de la Iglesia como pastores del rebaño de Cristo[5]. Y ello no es fácil por múltiples y diversos motivos. Desde el primer instante en que los responsables de lo que llegaría a ser el CEA tuvieron sus primeros contactos y reuniones, quedó muy clara la necesidad imperiosa de rehuir dos extremos altamente peligrosos: por un lado, el de quienes piensan que todo ministro de culto ha de ser forzosamente un gran teólogo (?) y ha de militar en facciones contestatarias, sobremanera críticas y claramente adversas al legado tradicional de la Iglesia[6]; y por el otro, el de quienes únicamente conciben los estudios en un seminario bajo el color de un fundamentalismo bíblico intransigente e irracional, totalmente ajeno a las realidades del mundo en que vivimos y diametralmente opuesto a los principios cristianos[7]. De ahí que el programa ministerial del CEA[8] consista en tres cursos —lo equivalente a lo que años ha se designaba como Diplomatura en Sagrada Teología— que proporcionen a los estudiantes la formación básica que todo presbítero ordenado debe de tener, tanto en el área pastoral propiamente dicha como en la teológica, con disciplinas que abarcan desde los contenidos esenciales de las Sagradas Escrituras hasta una iniciación en la exégesis, pasando por el conocimiento fundamental de las lenguas bíblicas, la historia, la arqueología, la dogmática, la filosofía, la liturgia y otras materias de interés. Este programa, dado que su modalidad de estudio también es a distancia, permite a los estudiantes una cómoda adquisición de conocimientos no incompatible con sus responsabilidades laborales, académicas o familiares, así como una práctica constante en su propia parroquia o punto de misión.
Quienes, una vez concluido su ciclo ministerial de estudios, deseen proseguir su periplo académico en una especialización teológica de mayor profundidad (las antiguas licenciaturas, ahora llamadas “grados”; másteres o maestrías; doctorados), se dirigirán a instituciones especializadas, a facultades de teología de nuestro país u otras de la propia Comunión Anglicana.
No quisiéramos olvidar, dentro de esta segunda área, una interesante innovación: el CEA tiene también en cuenta las vocaciones ministeriales al diaconado permanente, es decir, personas que no se sienten llamadas a ejercer el sacerdocio o presbiterado, pero sí a servir en la Iglesia y en la sociedad exclusivamente como diáconos. Una formación específica para ellas era la gran asignatura pendiente. Ya es una realidad con un curso de un año académico de duración, también en la modalidad a distancia.
3ª) COLABORACIÓN CON EL MINISTERIO DE PUBLICACIONES
Una institución académica como es el CEA nunca podría ser ajena a la necesidad de la provisión de buenos materiales de lectura, estudio, reflexión e investigación, no solo ya para sus estudiantes, sino para el conjunto de la Iglesia. De ahí su estrecha vinculación con casas editoras[9] que, sin ser denominacionales, tienen sus puertas abiertas para que profesores del CEA produzcan a través de ellas una amplia profusión de obras teológicas. En este sentido, son varios los libros editados que hoy constituyen, cuando no manuales básicos para ciertas asignaturas, obras de consulta y lectura que contribuyen, sin duda, a la buena formación de los estudiantes.
Como decíamos al comienzo, el CEA prosigue su andadura, a pesar de los impedimentos que los tiempos han ocasionado, y lo hace, según se indica en el encabezado de este artículo, con ilusión, conditio sine qua non para la iniciación de cualquier proyecto, y también con esperanza, el gran leitmotiv que ha permitido, y permite, a alumnos de distintos lugares y nacionalidades embarcarse en el desafío de un llamado al servicio a Dios, a la Iglesia y al conjunto de la sociedad.
SOLI DEO GLORIA
[1] IERE, por sus siglas. Forma parte de la Comunión Anglicana. [2] Hoy, sábado 16 de julio de 2022, aún hemos leído en los rotativos más destacados indicaciones acerca de una séptima ola del virus y, pese a la apertura mostrada por las autoridades públicas en relación con el uso de mascarillas, se anunciaban nuevas vacunas para fechas próximas. La pandemia no ha concluido todavía, aunque se haya debilitado o modificado. [3] Básicamente promocionales a nivel nacional. [4] Guerra Civil Española (1936-1939) y posguerra, hasta prácticamente los años 50 del siglo pasado. [5] Hacía tiempo que la IERE era consciente de la necesidad de un seminario diocesano propio, que formara sus ministros conforme a sus características teológicas y litúrgicas propias. [6] Un intento de revivir el liberalismo teológico germánico del siglo XIX. El criticismo creativo, que contribuye a un mejor estudio, con bases científicas, de la teología e incluso de la propia Biblia, siempre es altamente necesario. La crítica destructiva como fin en sí misma o por puro esnobismo y prurito de falsa intelectualidad, resulta ridícula. [7] Una filosofía propia de las sectas “evangelicales” transatlánticas, desgraciadamente muy presentes también en nuestro continente. [8] Para su realización se llevó a cabo un estudio exhaustivo de los programas de estudios de otros seminarios y centros de formación teológica pertenecientes a distintas denominaciones. [9] Destacamos dos: Sapere Aude (www.editorialsapereaude.com) y Editorial Sola Fide (www.solafide.es)
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