Bendita homosexualidad, por Javier Otaola
El último Sínodo de la Iglesia de Inglaterra (2023), la Iglesia de referencia en la Comunión Anglicana, ha aprobado por sus tres cámaras (obispos, presbíteros y laicos) la autorización a las parroquias que lo deseen para impartir un ceremonial de Bendición a las parejas homosexuales que de alguna manera estén comprometidas en una relación estable y que deseen bendecir ese compromiso en el seno de su Iglesia. La decisión del Sínodo asume de ese modo la normalidad de la afectividad homosexual, con su propia naturaleza, distinta de la heterosexualidad pero que como todo lo humano puede y debe vivirse virtuosamente según los valores cardinales de Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza [*], y las virtudes teologales de Fe, Esperanza y Caridad .
¿Cómo afecta esa decisión a los anglicanos españoles? El cristianismo anglicano es fruto de la Reforma inglesa (1509 a 1547) consumada por el Arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, que por esa causa murió martirizado en 1555 por orden de la Reina María (Bloody Mary). Dentro del protestantismo histórico, el cristianismo anglicano fiel al Credo apostólico se declara católico es decir universal, pero no romano, es decir no sometido a la jurisdicción canónica del Obispo de Roma; sin embargo es el más afín al Catolicismo Romano: fuera de Inglaterra se identifica como Iglesia Episcopal porque ha mantenido ininterrumpidamente el vínculo apostólico a través del episcopado frente al evangelismo protestante que se autodenomina Presbiteriano porque se organiza exclusivamente a través de la Congregación presidida por los presbíteros. Las Iglesias Episcopales se organizan según la tradición paulina en iglesias nacionales, y en España existe una Iglesia Episcopal constituida por varias congregaciones que habían roto con la Iglesia de Roma a raíz de la declaración del Dogma de la Infalibilidad papal. El 2 de marzo de 1880, bajo el Reinado de Alfonso XII, en la ciudad de Sevilla, —hace siglo y medio— esas congregaciones se reunían en Sínodo bajo la presidencia del obispo de la Iglesia Episcopal de México, Enrique Chancey Riley y se constituían como confesión religiosa con el nombre de Iglesia Española Reformada Episcopal. El Primer Obispo español de la Iglesia Episcopal Española fue el Rev. Juan Bautista Cabrera Ibarz (1837–1916) y su episcopado se extendió desde 1896 a 1916. Otro nombre que merece ser recordado al hablar de los anglicanos españoles es el caso del Reverendo Atilano Coco, pastor de la Iglesia Episcopal y amigo personal de Miguel de Unamuno que fue asesinado en los primeros meses de la Guerra Civil por pistoleros falangistas simplemente por su condición de anglicano y por desafecto al nuevo régimen.
La Comunión anglicana es una afiliación mundial de Iglesias nacionales en comunión con la Iglesia de Inglaterra y más específicamente con el arzobispo de Canterbury Primado de Inglaterra y símbolo de unidad del conjunto de la Comunión. Con noventa y ocho millones de miembros, la Comunión anglicana es la tercera comunión cristiana más grande del mundo, tras la Iglesia católico-romana y la Iglesia ortodoxa sumando sus diferentes patriarcados. El documento aprobado por el Sínodo el pasado 8 de febrero 2023, Oraciones de Amor y Fe, (Prayers of Love and Faith) es el documento que autoriza y da forma a la voluntad de bendecir uniones entre personas del mismo sexo sin sacralizarlas como matrimonios canónicos, será administrado a criterio de las diferentes parroquias. Esas bendiciones pueden utilizarse de diferentes maneras: como acción de gracias, pidiendo una bendición a Dios para esa pareja, o para celebrar un Pacto de Amistad. Puede ser entre dos personas que han llegado a un significativo nivel en sus relaciones, o que se han casado civilmente y quieren bendecir ese compromiso con palabras como estas: «Dios tú que eres fiel, en cuyo amor estamos llamados a vivir y permanecer; dales a N y N la gracia de vivir el don de la amistad devota. En su vida juntos, que estén vinculados/as en tu amor y en tu promesa todos los días de su vida, buscando el bienestar de los demás, llevando las cargas los unos de los otros y compartiendo las alegrías; a través de Jesucristo nuestro Señor»
La decisión de la Iglesia de Inglaterra no compromete a la Iglesia Española Reformada Episcopal que como Iglesia nacional es autónoma, pero a mi juicio, significa un enorme cambio de perspectiva que va mucho más allá de lo estrictamente eclesiástico. Significa nada más y nada menos que una de las Iglesias apostólicas, referencial para una Comunión Anglicana universal, bendice con todo el poder sanador de esa palabra una condición sexual que ha sido mil veces maldita en el curso de la Historia, esa injusticia es ahora rectificada —Urbi et Orbi— rechazando radicalmente los discursos homófobos que basados sobre todo en el Antiguo Testamento han alimentado cruelmente una aversión ontológica y odiosa contra varones y mujeres de esa condición, personas o conductas homosexuales y bisexuales, lo que ha derivado en leyes, acciones y gestos discriminatorios y en ocasiones criminales.
La Iglesia de Inglaterra no dispensa la condición de matrimonio cristiano a las parejas homosexuales por considerarse un afecto y una relación que siendo legítima no tiene el carácter sacral de las uniones heterosexuales ˝de suyo˝ abiertas a la procreación y no asume el valor bíblico de representar la imagen de Dios mismo, que creó al hombre a su imagen y semejanza, «y lo creo varón y mujer». En la tradición clásica y
grecolatina, asumida tácitamente por la misma Iglesia de Inglaterra los afectos y las relaciones homosexuales son considerados como una "amistad particular"[1] a la que cabe reconocer la dignidad de cualquier otro afecto
personal y que puede vivirse con plena humanidad. Hablando de esa dignidad propia y característica de esa amistad particular, me vienen a la memoria las hermosas palabras de Michel de Montaigne a la muerte de su amigo esencial, Etienne de la Boetie: "Si comparo todo el resto de mi vida con los cuatro años que me fue dado disfrutar de la dulce compañía y sociedad de esa persona, no es más que humo, no es más que una noche oscura e insípida. Desde el día que le perdí no hago más que arrastrarme y languidecer, y los mismos placeres que me ofrecen, en lugar de consolarme, hacen que se recrudezca el valor de su pérdida. Nosotros íbamos en todo a medias."—Pues eso, Bendita homosexualidad.
Javier Otaola.
Director del Blog Escritorio Anglicano (Iglesia Española Reformada Episcopal).
Abogado y Escritor http://javierotaola.com
[*] Josef Pieper. Las Virtudes fundamentales.
[1] Vid. Les amitiés particulières, de Roger Peyrefitte.
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