La Mision Cristiana entre los Musulmanes Capitulo 2
2. EN EL OCCIDENTE
En la sección anterior describí cómo el ADN de Muhammad estaba abierto a la amenaza estratégica del miedo para efectuar un cambio político. De hecho, el afirmó que este terror no era otro que el de Alá mismo. Actualmente, la mayoría de la gente lo llamaría terrorismo. Cada vez que tengas una población musulmana, tendrás algunos musulmanes que toman esto en serio y hacen lo que los musulmanes están llamados a hacer, que es emular al profeta.
Para decirlo sin distracciones a la Iglesia del Occidente: acostúmbrate al terrorismo. No hay manera de evitarlo. Incluso el concepto de 'veto extremo', propuesto por el Presidente estadounidense Donald Trump, es impotente frente a él, ya que a menudo no es la primera generación (los que reciben permiso de residencia) sino la segunda generación que nace en el Occidente que atiende el llamado a la lucha (que es decir, Yihad) en el camino de Alá
He aquí una parábola: una vez hubo una gran serpiente; devoró todo lo que tenía a la vista y con tiempo y paciencia digirió todo lo que comía. Un día se topó con un animal y lo devoró. Pero con el tiempo no pudo digerirlo. Entonces la serpiente murió y se descompuso, y de ella emergió el extraño animal, vigoroso y sano, y devoró los restos de la serpiente.
La serpiente es el Occidente, que de hecho se ha mostrado muy diestro en incorporar personas de todo el mundo y de diferentes credos. El animal extraño es el Islam. El Occidente, en su insensatez y orgullo, no entiende que el Islam no puede ser digerido por él, sino que, por el contrario, lo superará. El Occidente, con todos sus hábitos culturales únicos—el estado de derecho, la meritocracia, los derechos humanos—morirá.
La razón principal por la que el Occidente sucumbirá al Islam es una confusión de categorías. Las generaciones futuras de cristianos se sentirán absolutamente estupefactas al escuchar que el Islam recibió todas las protecciones de una "religión", mientras que se ignoró el hecho de que el Islam es principalmente un sistema político-legal completo. Tus bisnietos a finales del siglo XXI serán incrédulos cuando se les diga que alguna vez las personas en España podían hablar abiertamente de Muhammad de una forma crítica, o que una vez los musulmanes no tuvieron derechos superiores a los cristianos en los tribunales de justicia, o que alguna vez los cristianos y los judíos no tuvieron que pagar el jizya—o sea el impuesto mandado por el Corán para la Gente del Libro. Se maravillarán de que el Islam fue protegido incluso cuando era de conocimiento común (o debería haber sido de conocimiento común) que debía reemplazar esa constitución secular con una basada en el sistema legal inmutable, benevolente y divinamente revelado que regula toda la conducta humana: la Sharia.
Algunas personas dirán que esta es una imagen bastante pesimista del futuro. Al contrario. La Iglesia y el Occidente no son colindantes. El Occidente ha perdido su voluntad de vivir, como lo demuestra claramente el hecho de que cada generación no produce una generación del mismo
tamaño o de mayor tamaño. Otros objetarán que muchos musulmanes en el Occidente no abogan por la Sharia: pero les digo que cuando puedan ponerlo en práctica democráticamente, lo harán. La mayoría de los cristianos devotos no salen a protestar en las clínicas de aborto, pero muchos preferirán un candidato pro vida en la cabina de votación.
El Islam crea sociedades en las que la mayoría de las personas, musulmanes incluidos, no quieren vivir. Se caracterizan por economías de mala calidad, sistemas educativos pésimos, corrupción y nepotismo. Así que las personas de esos países (en su mayoría musulmanes) buscan constantemente una manera de emigrar. La cristiandad, a pesar de todas sus verrugas, ha dejado una herencia que atrae a los humanos de todo el mundo. El Occidente se ha comprometido con una ideología que no se basa en la realidad ni en ningún tipo de reflexión empírica o lógica: que todas las culturas son iguales. Debido a esto, el Occidente carece de la capacidad de decirle a cualquiera población que debe abandonar ciertos hábitos culturales (antisemitismo, matrimonio infantil, mutilación genital femenina, todos los cuales cuentan con la aprobación de Muhammad, el humano ideal) para poder vivir en el oeste. Cualquier persona que sugiera que esto debería suceder será acusado de racismo. Además, dado que todas estas prácticas tienen su origen en la revelación divina de la voluntad de Alá a través de su esclavo Muhammad, pueden reclamar la protección otorgada a la "religión".
En el Islam, el Occidente ha encontrado un enigma irresoluble. ¿Existe una manera de salvaguardar los órdenes constitucionales de los países del Occidente y a la vez reconocer la dignidad de los musulmanes? ¿Es posible permitir que los musulmanes practiquen la parte espiritual del Islam mientras y a la vez obligarlos a abandonar el mandato del Profeta para ver al mundo entero vivir bajo su Sharia? El problema es que analizar el Islam en lo privado y lo público, lo religioso y lo político—eso es ya haber violado su integridad. Y toda la orden secular del Occidente se basa en esta convicción: que de alguna manera, en un grado significativo, uno puede rendir ante el César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Y el Islam viene y dice: "Esa división es inauténtica e inaceptable". Además, dado que el Islam es consistentemente malinterpretado como una religión (en lugar de un orden político-legal anticonstitucional), no hay posibilidad de discriminar a los musulmanes en relación con la inmigración.
Pero, ¿no es cierto que un número sin precedentes de musulmanes se están convirtiendo a Cristo? Ciertamente lo es, como Patrick Johnstone y yo hemos documentado en "Creyentes en Cristo desde un trasfondo musulmán: un censo global" (2014). Pero, en última instancia, el futuro pertenece a aquellos que procrean. Esta es la razón por la que un estudio reciente realizado por el Pew Forum estimó que para 2050 "La cantidad de musulmanes casi igualará a la cantidad de cristianos en todo el mundo". El mismo informe estima que la Umma islámica global habrá aumentado su población en un 73% a partir de 2010–2050, principalmente por nacimiento y no por conversión. La cifra para el cristianismo es del 35%, lo mismo que el crecimiento poblacional estimado para el mundo. Entonces, mientras que las conversiones están aumentando sustancialmente, ni siquiera están cerca de mantenerse al ritmo del crecimiento natural de la población.
La disfunción de las sociedades islámicas en todo el mundo, unida al robusto crecimiento de la población y nuestra clasificación errónea del Islam como una "religión", garantiza una migración constante de musulmanes a gran escala hacia el Occidente durante el resto del siglo. De hecho, cada factor que ocasiona la emigración puede atribuirse a diferentes áreas del mundo musulmán: guerras civiles, degradación ambiental, falta de agua y tierra cultivable para apoyar a una población en rápido crecimiento, gobiernos corruptos, falta de oportunidades económicas, instituciones educativas inferiores, et cetera. El Occidente, de manera ingenua e incorrecta, supone que solo porque los musulmanes puedan emigrar serán todos agradecidos o respetuosos.