Hermenéutica de la Religión
Andrés Ortiz-Osés
HERMENÉUTICA DE LA RELIGIÓN
Quisiera presentar sucintamente en esta nota la gran obra del profesor Manuel Lavaniegos “Horizontes contemporáneos de la hermenéutica de la religión”, editada por la Universidad Nacional Autónoma de México. En ella se estudia pormenorizadamente el crucial fenómeno religioso como representación de lo sagrado que, como afirmara P.Tillich, es lo que nos concierne incondicionalmente, así pues lo religante o implicante, la gran implicación en la que estamos implicados o religados. A tal fin se despliega una hermenéutica de la religión de carácter cromático y abierto a un diálogo interreligioso de signo ecuménico.
El autor, fino filósofo y antropólogo, se sitúa entre la filosofía y las ciencias humanas, a raíz del giro hermenéutico del pensamiento contemporáneo. En su magna obra, amplia y sutil, propone tres grandes capítulos. El primer capítulo piensa la representación religiosa como imago o imagen ambivalente, distinguiendo entre el icono positivo y el ídolo negativo. El segundo capítulo analiza el mito y el símbolo, la mitología y el simbolismo, como vehículos tradicionales de la religión. En el tercer capítulo, plantea el sentido de la religión y su hermenéutica o interpretación, así pues una auténtica hermenéutica del sentido existencial.
En el primer capítulo sobre la imagen religiosa, M.Lavaniegos parte de la filosofía y antropología de la imaginación debida a G.Durand, con su esencial aporte sobre lo imaginal o imaginario. Ahora bien, las imágenes en general y las imágenes religiosas ern particular no pueden/deben interpretarse unívocamente (fundamentalismo) ni equívocamente (estrabismo), sino análogamente, aduciendo aquí la hermenéutica analógica de M.Beuchot. La imagen simbólica en general y la imagen religiosa en particular no deben interpretarse literalmente, sino simbólicamente, de ahí el recurso a la logomítica de L.Duch, por cuanto dicha imagen dice mediación de mito y logos.
En el segundo capítulo dedicado a la consideración de la mitología y el simbolismo, nuestro autor explicita las hierofanías con M.Eliade, las apariciones o revelaciones de lo sagrado que trascienden la historia meramente inmanente del hombre en el mundo. Pero junto a las manifestaciones positivas de lo sagrado o divino, comparecen las manifestaciones negativas o diablescas. Por eso nuestro autor introduce aquí la reflexión de P.Ricoeur sobre la mitología y la simbólica del mal en nuestra existencia y experiencia.
La obra culmina con un tercer capítulo de corte más sintético, en el que reflexiona sobre el sentido de la religión desde la perspectiva de una hermenéutica del sentido. Y es que el sentido de nuestra existencia cobra un cariz religioso, por cuanto religado a una trascendencia siquiera inmanente. En este contexto se explora la hermenéutica simbólica del sentido de A.Ortiz-Osés, así como la hermenéutica del límite de E.Trias, resituando a la religión en una apertura axiológica trascendental.
La obra tiene el interés especial de aportar al estudio internacional de la religión, representado por Eliade, Durand y Ricoeur, las aportaciones típicamente hispanas de Beuchot, Trias, Ortiz-Osés y Duch. Al final de esta espléndida ópera cultural sobre la religión se barrunta la clave del misterio de la vida en el amor. De este modo, el sentido existencial acaba recalando en la simbólica cuasi mística de Eros, el daimon del amor como lo más sagrado y profano, a menudo meramente profanado, en nuestra coexistencia interhumana.
En definitiva, el símbolo religioso sería el nomen de un numen: el nombre o expresión del sentido mistérico del universo, un misterio no tanto de referencia o significado abstracto como de aferencia o afección anímica, así pues de sentido.