El Don divino
«Tengan muchos, muchos hijos; llenen el mundo y gobiérnenlo; dominen a los peces y a las aves, y a todos los animales que se arrastran.» Génesis 1.28
Blog de Andrés Ayala - El hecho más frustrante en la vida es la reluctancia de la humanidad para aceptar y usar el dominio que le ha sido otorgado desde la creación. Dios nos ha otorgado dominio sobre todas las cosas, pero preferimos escondernos como niños temerosos y vivir lamentando nuestra limitación.
Jesús, quien conocía muy bien el corazón humano y entendía nuestra debilidad, dijo sin ambigüedades: «Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre.» (Mateo 7.7-8) Esta es una declaración explícita de nuestro lugar en la creación, de nuestro propósito, de nuestra libertad y nuestra herencia.
El don que hemos recibido de Dios nos capacita para sobreponernos a todas las circunstancias de la vida. La resignación y la derrota no son el propósito divino para nuestra existencia. La libertad, armonía y felicidad están a nuestro alcance, porque sólo con esas cosas glorificamos a Dios y manifestamos su sagrada voluntad, la cual es que tengamos domino sobre todas las cosas.
Nuestra plenitud es vivir nuestras vidas de conformidad con el propósito divino. En Cristo ya poseemos nuestra victoria, nuestra bendición suprema, no como posibilidad, sino como realidad siempre presente.
«Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues en Cristo nos ha bendecido en los cielos con toda clase de bendiciones espirituales.» Efesios 1.3