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La XV Asamblea General de la Conferencia de Iglesias Europeas

Entre los días 31 de mayo y 5 de junio de este año se llevó a cabo la XV Asamblea General de la Conferencia de Iglesias Europeas en la localidad de Novi Sad, Serbia.

¿Qué es la Conferencia de Iglesias Europeas? Es una organización fundada en 1959 y que reúne a las iglesias ecuménicas del continente europeo (anglicanas, viejo-católicas, armenia, siria, ortodoxas y protestantes), siendo un total de 116 denominaciones. Algunas otras iglesias no son miembros pero envían observadores, como por ejemplo la Iglesia católica romana. También envían observadores otras organizaciones vinculadas con las iglesias.

Como representante de la IERE asistí a dicha asamblea, participando también en ella sólo otro representante español, Alfredo Abad, de la Iglesia Evangélica Española.

El lema de la reunión, “Daréis testimonio de mí”, se basaba en la cita bíblica que aparece en Hechos de los Apóstoles, 1, 8, lo cual era un indicio claro respecto a la temática de la reunión. Cada uno de los días de trabajo efectivos de la asamblea desarrollaba su trabajo alrededor de una palabra: hospitalidad, justicia, testimonio y esperanza.

Por eso mismo cada mañana se desarrollaba una oración matutina organizada por cada una de las tradiciones presentes en la asamblea (rito anglicano-viejo católico, rito ortodoxo, rito protestante, rito armenio) centrándose en la temática y posteriormente se reflexionaba acerca de un texto del evangelio. A partir de ahí se crearon pequeños grupos de trabajo centrados en temáticas concretas (la persecución de los cristianos en Oriente Medio, la ecología y las iglesias, las migraciones, etc) donde se exponían ideas informando a los delegados acerca de las problemáticas planteadas, de las cuales muchos no tenían demasiada información en su vertiente eclesiológica.

La presencia cristiana en el futuro de Europa fue otro de los temas que destacó dentro de la asamblea, ya que en múltiples ocasiones el cristianismo pareciera ser tan sólo algo íntimo o únicamente relacionado con las iglesias, cuando en realidad las familias cristianas han tenido una gran importancia en la construcción europea, sin tampoco dejar de añadir los errores cometidos en el pasado con el apoyo a guerras que poco tenían que ver con el evangelio de Cristo.

Gran parte del tiempo tuvo que ver con el nombramiento de la nueva Junta Directiva del Consejo, que se renueva durante cada Asamblea General por un periodo de cinco años. Al inicio de la reunión se forma un comité que propone a los candidatos y a los suplentes respectivos. Es muy interesante cómo se realiza un juego de equilibrios muy complejo que juega con diferentes variables: que haya candidatos jóvenes (menos de 30 años) y mayores de 30 años; mujeres y hombres; un equilibrio entre las diferentes familias denominacionales con un mínimo del 25% para las iglesias ortodoxas; de laicos y miembros ordenados; de zonas geográficas europeas... De esa forma la Junta Directiva intenta ser lo más representativa posible del panorama cristiano ecuménico europeo.

En este aspecto los delegados pudimos votar también al próximo presidente de la Junta, pudiendo elegir entre dos aspirantes que se postularon para serlo, resultando elegido finalmente Christian Krieger, presidente de la Iglesia protestante reformada de Alsacia y Lorena. Los vicepresidentes y los demás miembros de la Junta Directiva son votados en una lista cerrada propuesta por el Comité de candidaturas.

Otro de los actos fue una procesión con oraciones a lo largo del Danubio, río que representa la diversidad europea al pasar por varios países muy diferentes, y haber sido en épocas pretéritas una frontera fija entre la cristiandad y el islam, plantando finalmente diferentes árboles como símbolo de la reconciliación tras los numerosos conflictos bélicos acaecidos en Serbia a lo largo de los siglos.

Como anglicanos que somos cabe destacar la participación del arzobispo de Canterbury Justin Welby en uno de los debates acerca del futuro de Europa y el oficio conjunto llevado a cabo el domingo por la mañana por el arzobispo de Utrech y por el propio Welby. En este aspecto resulta muy llamativo cómo dos iglesias con orígenes tan diversos como la anglicana y la de los viejos-católicos celebren juntos y unidos un culto de santa comunión.

Movimientos como la Conferencia de Iglesias Europeas son un canto a la esperanza en el futuro del ecumenismo, movimiento mal comprendido y poco estudiado en una realidad eclesial tan cerrada como la española. Si en una sociedad postcristiana como la actual los discípulos de Cristo no dan ejemplo de unidad frente al descreimiento o ante otras religiones, poco futuro “humano” puede tener la Iglesia universal. Por eso debemos de orar al Espíritu Santo para que la unidad de la iglesia, imposible por el pecado de los hombres, sea finalmente una realidad gracias a la actuación de Dios en nosotros, otorgándonos el milagro de que todos los cristianos seamos uno para que el mundo crea en Jesús.

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