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La Didaché (II), porMiquel - Àngel Tarín i Arisó







Es prácticamente imposible datar con certeza la obra que nos ocupa ya que, como anteriormente destacábamos (véase: “La Didaché I”, “Escritorio Anglicano”, julio 2021) comprende en su complejo proceso redaccional diferentes secciones, unas mucho más antiguas que otras.


Así, por ejemplo, el obispo anglicano John Arthur Thomas Robinson (+ 1983), opinaba que la “Didaché” fue escrita entre los años 40 y 60 d.C.[1] Este profesor del Trinity College y teólogo liberal puso - muy razonablemente por cierto - en tela de juicio la totalidad de las dataciones clásicas de los escritos del Nuevo Testamento y también de los textos tradicional y erróneamente denominados subapostólicos o postapostólicos, demostrando la fragilidad de los razonamientos sobre las que anteriores dataciones se apoyaban.


Robinson tomó como fecha base de su estudio la caída de la ciudad de Jerusalén en el año 70 de nuestra era bajo Vespasiano - Tito, arguyendo que tamaño acontecimiento jamás podría haber sido silenciado por los autores neotestamentarios de haberlo conocido realmente.


La conclusión se imponía por sí misma: los autores de los evangelios canónicos y por supuesto san Pablo elaboraron sus obras sin excepción antes de la fecha del año 70.


Lo que aquí nos interesa en este estudio es retener que, según la hipótesis de Robinson, todos los escritos de los Padres Apostólicos debieran ser considerados sin excepción mucho más antiguos de lo que tradicionalmente se han venido considerando. En el concreto caso de la “Didaché” Robinson entiende - como señalábamos anteriormente - que su redacción debió iniciarse entre los años 40 y 60 de nuestra era.


[Obispo Robinson]


J. –P. Audet entiende que su fecha de composición se produjo entre los años 50 y 70,[2] H. De Riedmatten apuesta por los años 80 [3] y otros estudiosos tales como por ejemplo el teólogo católico y músico J. Quasten, defienden una fecha de composición más tardía, comprendida entre los años 100 y 150 de nuestra era.[4]


Sea como fuere, es indudable que nos encontramos ante un escrito que se remonta al primer siglo de nuestra era. Una prueba incontestable de su antigüedad se halla en la evolución producida en la misma crítica literaria. En efecto, si bien en un principio ésta creyó firmemente que la “Didaché” dependía en todas sus citaciones del Evangelio según san Mateo, pronto tal idea cayó en crisis gracias a los numerosos y cualificados estudios producidos por la escuela patrológica francesa, de entre los cuales cabe señalar a su destacado corifeo, E. Massaux.[5]


Actualmente, es opinión común y mayoritaria entre historiadores de la Iglesia y patrólogos que en realidad la “Didaché” no depende en sus citaciones de ningún evangelio sinóptico ni siquiera canónico, aunque esté en el orden teológico y en otros muchos aspectos próxima al Evangelio según san Mateo.


En realidad, más bien depende de una fuente común a ambos que el mismo texto de la “Didaché” denomina “El Evangelio del Señor”, y que los especialistas modernos conocen con el nombre de fuente “Q” (puesto que en lengua alemana Quelle significa fuente),[6] razón por la cual vehicula tradiciones apostólicas tanto orales como escritas contemporáneas e influyentes en el Nuevo Testamento.[7]


De manera que la “Didaché” nos transporta hacia un período cronológico en el cual el cristianismo y el judaísmo caminaban todavía unidos sin existir entre ellos una destacada hostilidad.


Es atribuible especialmente al liturgista católico italiano E. Mazza[8] el mérito de haber descubierto y desarrollado las enormes similitudes existentes entre las plegarias didaquéticas y sus fuentes: las tradicionales “berakot” o bendiciones agápicas judías.[9] Esta circunstancia, unida al hecho de hallar en las primeras la presencia de la teología isaítica del Siervo de Dios (“Pais Théou”), conduce a antedicho autor a la siguiente conclusión datacional:


Como se deduce especialmente de la lectura teológica de Didaché IX – X, la época en la cual se desarrolla la ‘Didaché’ es aquella que caracteriza a una comunidad que vive apenas tres o cuatro años después de la muerte y resurrección de Cristo”.[10]

No termina aquí el enigma del escrito que consideramos, pues lo que sucede con su cronología es también subsumible respecto de sus destinatarios: es también del todo imposible identificarlos a ciencia cierta, tratándose, no obstante, de judíos o de paganos convertidos a la fe cristiana.


Lo que aparece sin embargo con meridiana claridad es el hecho de que su texto (XIV, 1 – 3) consigna inequívocamente que los misterios eucarísticos cristianos eran celebrados ya desde los primeros tiempos del cristianismo primitivo durante el primer día de la semana judía, espacio temporal coincidente con el domingo de nuestro actual calendario planetario, y ello sin ninguna influencia primaria procedente de los cultos paganos, sino como memorial de la Pascua conectada con las apariciones del Resucitado.


Así lo demuestra, entre otros muchos el catedrático y Rector emérito de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca y de la Universidad Católica de Ávila, [José Manuel Sánchez Caro]


Permítasenos una breve citación del mismo, concretamente de las páginas 55 - 56:


Desde el punto de vista de nuestra investigación, Did. XIV, 1 – 3 añade algunos datos interesantes: una regulación en la celebración, centrada en el Día del Señor (domingo). Particularmente significativo es el dato de que la Eucaristía se celebra el Día del Señor. Rordorf ha mostrado que esta decisión de los primeros cristianos no estaba influida por ninguna costumbre ritual pagana, sino que ha sido la resurrección de Cristo el día de Pascua y, sobre todo, las apariciones el mismo día de Pascua y ocho días después, cuando Jesús comió con sus discípulos, las que han jugado un papel decisivo en la tradición que fijó la celebración de la cena en domingo y no en jueves, el día de su institución como parecería lo normal. En consecuencia, la unión de celebración eucarística y domingo parece reflejar la unión de esa celebración y la conmemoración litúrgica de la Pascua, es decir, de la resurrección del Señor. De esta manera, ya desde el principio de la Iglesia, la celebración eucarística es el corazón y el alma del domingo cristiano y expresa la comunión de los discípulos con el Señor resucitado


El subrayado es nuestro.


La “Didaché” fue probablemente compuesta en territorio sirio occidental, palestino, antioqueno, mesopotámico o tal vez egipcio ...[11] debiendo siempre precisarse e insistirse en la inclusión de una pluralidad de autores intervinientes en su complejo proceso de redacción, pues efectivamente resume muchos y muy diversos materiales propios de diversas épocas, existiendo un recopilador que la crítica acuerda en denominarlo “didaquista” encargado de aglutinarlos.[12]

LA DIDACHÉ Y LA DOCTRINA APOSTOLORUM[13]



El texto de la denominada “Doctrina apostolorum”, descubierto por

J. Schlecht en el manuscrito de Munich 6.264, del siglo XI, y publicada por el mismo erudito en Fribourg en el año 1901 con el título de “Doctrina XII apostolorum” (Doctrina de los 12 apóstoles),[14] fue considerado al principio por la crítica literaria como una traducción latina de la primera parte de la “Didaché”, concretamente de la primera sección.[15]


No obstante, gracias una vez más a los esfuerzos académicos de la escuela patrológica francesa, capitaneada por el Padre Audet,[16] hoy es admitido prácticamente por todos los entendidos que la “Doctrina apostolorum”, lejos de depender de la “Didaché”, se inspira más bien en un texto todavía más antiguo, más judío y menos cristianizado (solamente la introducción y la doxología pueden ser clasificadas en puridad de cristianas) que la “Didaché” tal y como hoy la conocemos.


En realidad, tanto una como otra se inspiran en un antiguo documento judío conocido como el documento de las dos vías o “duae viae”, en cuyo estudio ya nos detuvimos anteriormente. (Véase para ello: “La Didaché I”, “Escritorio Anglicano”, julio 2021).


APORTACIÓN A LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA


La “Didaché” debe ser destacada en su contribución a la teología en general en un lugar destacado y preferente. En efecto, muy pocos documentos – por no decir ninguno - aportan a la teología, y concretamente a la liturgia y a la moral tanto.


El tenor del texto que nos ocupa es precioso al mundo teológico por cuatro razones fundamentales. En primer lugar, porque incluye el documento más antiguo de todos los existentes en la antigüedad cristiana. Ello de por sí, ya debiera atraer la atención específica de cualesquiera historiadores o paleógrafos “profanos” en general y – especialmente - la de todos los historiadores de la Iglesia, exégetas, patrólogos y teólogos, sabedores que sus páginas transmiten aquello que les es común: la fenomenología de los ecos del más primitivo y prístino cristianismo.


En segundo lugar, la “Didaché” debiera interpelar la fe del cristiano común, del cristiano de todas las épocas y especialmente la del cristiano actual, despertando en él el singular aprecio y la sana curiosidad intelectual y de fe, precisamente por el hecho de hallarse ante un texto que muy bien podríamos adjetivar de fundacional.


En tercer lugar, destaca su aportación a la liturgia, ya que, efectivamente, explicita y da respuestas a cuestiones tan fundamentales como el qué, el cómo y el cuándo de las celebraciones propiamente litúrgicas – eucarísticas cristianas más antiguas. El tratado teológico de la liturgia se ve así enriquecido con las preciosas informaciones históricas que la “Didaché” realiza, especialmente acerca de los ritos bautismales, ayuno, asambleas dominicales y, sobre todo, eucaristía.


Cuando la historia de la teología, o la historia de los dogmas o la de la liturgia, se interroguen acerca de sus orígenes, cuando la Iglesia pretenda conocer por qué celebra como actualmente lo hace, en cuanto a forma y contenidos, o cuando quiera saber cual es el “stato die” hebdomadario de la asamblea cristiana, no tendrá otro remedio que acudir a la lectura atenta de las páginas de la “Didaché”.


Por último, cualquier tratado de catequesis y de moral es también profundamente deudor a la Instrucción de los apóstoles. La “Didaché” recoge en este sentido la que fuera la primera catequesis cristiana, catequesis a la sazón moralizante a la cual la Iglesia jamás ha renunciado.


En efecto, no hay que olvidar que, de hecho, tal y como también recoge el tenor del Nuevo Testamento, destaca dos principios fundamentales propios de cualquier esbozo de moral cristiana: el amor hacia Dios y el amor hacia los hombres, binomio indisociable y fundamental a partir del cual empezar a construir el edificio teológico de cualquier moral o catequesis cristianas.


A continuación, y ya para finalizar ya esta segunda entrega, propondremos al amable lector que desee ir un poco más allá y profundizar en cualquier aspecto de la “Didaché”, tanto desde un punto de vista general como también más particularizado, un apartado bibliográfico solamente extenso en apariencia - puesto que la bibliografía acerca de la “Didaché” es prácticamente interminable ... presentando los escritos que acerca del texto que nos ocupa nos han parecido los más importantes. Primando la importancia, no hemos tenido otro remedio que presentarlo incluyendo diferentes lenguas. Para facilitar la comprensión hemos subdividido el apartado en dos secciones: “Ediciones” y “Estudios”.


BIBLIOGRAFÍA ACERCA DE LA DIDACHÉ



1. EDICIONES


J. -P. AUDET, “La Didachè. Instructions des apôtres” (Etudes bibliques), Paris, 1958. J. J. AYÁN CALVO, “Didaché. Doctrina Apostolorum. Epístola del Pseudo Bernabé” (Fuentes patrísticas 3), Madrid, 1992. P. BRYENNIOS, “Didache ton dodeka apostolón ek tou ierosolymitikou keirografou nun proton ekdidomene meta prolegomenon kai semeioseon upo Filoteou Brienniou Metropolitou Nikomedias”, Konstantinoplu, 1883. V. ESMARATS, M. Dels SANTS GROS, “La Didakhé” (Testimonis litúrgics 2), Barcelona, 1979. H. GEERLINGS, “Didaché, Apostolische Überlieferung, Griechisch, Lateinisch und Deutsch” (Fontes christiani 1), Freiburg de Brisgovie, 1991. H. HEMMER, G. OGER, A. LAURENT, “Les pères apostoliques. Doctrine des apôtres. Epître de Barnabé”, Paris 2 1926. T. KLAUSER, “Doctrina duodecim apostolorum. Bernabae epistula”, Bonn, 1940. R. A. KRAFT, “The Apostolic Fathers: Barnabas and the Didaché. A new translation and commentary” (The Apostolic Fathers 3), New – York, 1965. M. MALONEY, “The Didaché: A commentary and translation”, Minneapolis, Maine, 1998. U. MATTIOLI, “Didaché. Dottrina dei dodici apostoli”, Roma 4 1984. H. NIEDERWIMMER, “Die Didaché übersetz und erklärt” (Kommentar zu den Apostolischen Väter 1), Götingen, 1989. W. RORDORF, A. TUILIER, “La doctrine des douze apôtres”, SC. 248, Paris, 1978. D. RUÍZ BUENO, “Padres apostólicos [La doctrina de los doce apóstoles]” (Biblioteca de autores cristianos 65), Madrid, 1993, pp. 27 – 98. J. SCHLECHT, “Doctrina XII Apostolorum. Die Apostellehre in der Liturgie der katholischen Kirche”, Freiburg, 1901. J. VIVES [et alii], “Pares apostòlics. [Doctrina dels dotze apòstols (Didakhé)]” (Clàssics del cristianisme 81), Barcelona, 2000, pp. 15 – 36.



2. ESTUDIOS


A. AGNOLETTO, “La Didaché. Lettura di un testo cristiano antico”,

Milán, 1968. B. ALTANER, “Zum Problem der lateinischen Doctrina Apostolorum”, en: “Vigiliae christianae” 6 (1952) 160 – 167. J. –P. AUDET, “Affinités littéraires et doctrinales du Manuel de discipline”, en: “Revue biblique” 59 (1952) 219 – 238. J. V. BARTLET, “The Didache Reconsidered”, en: Journal of Theological Studies 22 (1921) 239 – 249. E. BESSON, “La Didachè ou l’enseignement des douze apôtres. Une étude sur l’Eglise primitive”, Bihorel – lès -Rouen, 1948. J. BETZ, “Die Eucharistie in der Didache”, Archiv für Liturgiewissenschaft 11 (1969) 10 – 39. F. C. BURKITT, “Barnabas and the Didache”, en: “Journal of Theological Studies” 33 (1932) 25 – 27. B. C. BUTLER, “The Literary Relations of Didache, ch. XVI”, en: “Journal of Theological Studies “11 (1960) 265 – 283. B. C. BUTLER, “The Two Ways in the Didache”, en: “Journal of Theological Studies” 12 (1961) 27 – 38. J. CAMPOS, “La versión latina de la Didaché”, en: “La ciudad de Dios” 184 (1971) 110 – 114. L. CERFAUX, “La multiplication des pains dans la liturgie de la Didachè (Did. IX, 4)”, en: “Biblica” 40 (1959) 943 – 958. J. M. COURT, “The Didache and St. Matthew’s Gospel”, en: “Journal of Theological Studies “34 (1981) 109 – 120. G. DAOURST, “La Didachè retrouvée”, en: “Science et esprit” 10 (1958) 233 – 242. G. DAOUST, “La Didachè retrouvée”, en: “Science et esprit” 12 (1959) 203 – 234. S. GIET, “L’Enigme de la Didachè” (Publications de la Faculté des lettres de l’Université de Strasbourg 149), Paris, 1970. S. GIET, “L’Enigme de la Didachè”, en: “Studia patrística” X (Texte und Untersuchungen 107), Berlin, 1970, pp. 84 – 94. A. De HALLEUX, “Les ministères dans la Didachè“, en: “Irénikon” 53 (1980) 5 – 29. C. JEFFORD, “The Didache in Context, Essays on its Text, History and Transmission”, Leiden, New - York, Köln, 1995. E. MAZZA, “Didaché IX – X: Elementi per una interpretazione eucaristica”, en: “Ephemerides Liturgicae” 92 (1978) 393 – 419. E. MASSAUX, “L’influence littéraire de l’Evangile de saint Matthieu sur la Didachè”, en: “Ephemerides theologicae lovanienses” 25 (1949) 5 – 41. F. MONTAGNINI, “Echi del discorso del monte nella Didache”, en: “Bibbia e Oriente” 25 (1983) 137 - 143. P. NAUTIN, “La composition de la Didachè et son titre“, en: “Revue de l’histoire des religions” 155 (1959) 191 – 214. P. NAUTIN, “Notes critiques sur la Didachè“, en: “Vigiliae christianae”, 13 (1959) 118 – 120. F. J. PRIETO FERNÁNDEZ, “Algunas consideraciones sobre los testimonios eucarísticos de la Didaché”, en: “Auriensia” 3 (2000) 39 – 60. P. PRIGENT, “Une thèse nouvelle sur la Didachè”, en: “Revue de théologie et de philosophie” 10 (1960) 298 – 304. J. A. ROBINSON, “The Problem of the Didache”, en: “Journal of Theological Studies” 13 (1912) 339 - 356. J. A. ROBINSON, “Barnabas, Hermas and the Didache”, London, 1920. W. RORDORF, “La tradition apostolique dans la Didachè”, en: “L’Année Canonique” 23 (1979) 105 – 114. W. RORDORF, “Une nouvelle édition de la Didachè. Problèmes exégétiques, historiques et théologiques”, en: “Studia patristica” XV (Texte und Untersuchungen 128), Berlin, 1984, pp. 26 – 30. W. RORDORF, “Un chapitre d’éthique Judéo - chrétienne”, en: “Judéo - christianisme. Recherches historiques et théologiques offertes en hommage au cardinal Jean Daniélou “ (Recherches de science religieuse 60), J. Moingt, (ed. ), Paris, 1986, pp. 109 -128. H. De RIEDMATTEN, “La Didachè: solution du problème ou étape décisive?”, en: “Angelicum” 36 (1959) 410 - 429. W. RORDORF, “Une nouvelle édition de la Didaché” (Problèmes exégètiques, historiques et théologiques), en: “Studia patrística” XV (Texte und Untersuchungen 128), Berlin, 1984, pp. 26 – 30. D. RUÍZ BUENO, “La paz en la Iglesia primitiva. Consideraciones sobre la Didaché y 1ª Clementis”, en: “Helmántica” 3 (1952) 135 – 173. S. SABUGAL, “Didajé VIII, 2: el ‘Padre Nuestro’, en: “Revista bíblica” 46 (1984) 287 – 297. H. A. STEMPEL, “Der Lehrer in der Lehre der zwölf Apostel”, en: “Vigiliae christianae” 34 (1980) 209 – 217. A. STUIBER, “Die drei Semeia von Didache XVI”, en: “Jahrbuch für Antike und Christentum” (1981) 42 – 44. R. TERZOLI, “Didaché e S. Scrittura. Un esame letterario”, en: “La scuola cattolica” 100 (1972) 437 – 457. R. TREVIJANO ETCHEVERRÍA, “Discurso escatológico y relato apocalíptico en Didakhé 16”, en: “Burgense” 17 (1976) 365 – 393. C. M. TUCKETT, “Synoptic Tradition in the Didache”, en: “The New Testament in Early Christianity”. “La réception des écrits néotestamentaires dans le christianisme primitive”, J. M. Sevrin (ed.), Leuven, 1989, pp. 197 – 230. A. TUILIER, “Une nouvelle édition de la Didachè” (problèmes de méthode et de critique textuelle), en: “Studia patristica” XV (Texte und Untersuchungen 128), Berlin, 1984, pp. 31 – 36. A. VERHEUL, “La prière eucharistique dans la Didache”, en: “Questions liturgiques” 60 (1979) 197 – 207. F. E. VOKES, “The Riddle of the Didache. Fact or Fiction, Heresy or Catholicism?”, London, 1938. F. E. VOKES, “Life and order in Early Church: the Didache”, en: “Aufstieg und Niedergang der Römischen Welt, Geschichte und Kultur Roms im Spiegel der Neuren Forschung”, Band II, Principat, t. 27:1, Religión (Vorkonstantinisches Christentum: Apostoliche Váter und Apologeten), W. Haase (ed.), Berlin, New – York, 1993, pp. 209 – 233. A. VÖOBUS, “Liturgical Traditions in the Didache”, Stockholm, 1968.


Per semper vivit in Christo Iesu


Miquel - Àngel Tarín i Arisó


 

[1] Para el complejo tema de la cronología de la “Didaché”, así como en general también para la datación del resto de escritos de los Padres Apostólicos, puede consultarse: J. A. T. ROBINSON, “Redating the New Testament”, London, 1976 pp. 335 ss. A pesar de su notable argumentario la propuesta de Robinson no fue recibida sin críticas, no logrando en consecuencia un “consensus universalis” entre los especialistas. [2] J. –P. AUDET, (ed.), La Didachè..., p. 199. [3] “La Didaché: solution du problème ou étape décisive?”, en: Angelicum 36 (1959) 428. [4] J. QUASTEN, Initiation aux pères... , t. I, p. 44. Para la cuestión de fechas propuestas por diferentes autores ver: F. E. VOKES, Life and order in Early Church: the Didache, en: Aufstieg und Niedergang der Römischen Welt, Geschichte und Kultur Roms im Spiegel der Neuren Forschung, Band 2, principat, t. 27: 1, Religion (Vorkonstantinisches Christentum: Apostolische Väter und Apologeten), W. Haase, (ed. ), Berlin, New - York, 1993, pp. 230 ss. [5] “L’influence littéraire de l’Evangile de saint Matthieu sur la Didachè”, en: “Ephemerides theologicae lovanienses” 25 (1949) 5 – 41. [6] Más información y bibliografía sobre el particular en A. TUILIER, “La Didachè et le problème synoptique”, en: “The Didache in context ...” , pp. 110 - 117. [7] W. RORDORF, “La tradition apostolique dans la Didachè”, en: “L’Année canonique” 23 (1979) 107 ss. [8] “Didaché IX – X: Elementi per una interpretazione eucaristica”, en: “Ephemerides Liturgicae” 92 (1978) 393 – 419. [9] Excelente desarrollo en: J. –P. AUDET, “Esquisse du genre littéraire de la bénédiction juive et de l’eucharistie chrétienne”, en: “Revue biblique” 65 (1958) 371 – 399. A. VERHEUL, “Les structures fondamentales de l’eucharistie”, en: “Questions liturgiques” 52 (1971) 3 – 24; del mismo: “La prière eucharsitique dans la Didachè”, en: “Questions liturgiques” 60 (1979) 197 – 207. T. J. TALLEY, “From beraka to Eucharistia”, en: “Worship” 50 (1976) 115 – 137. Ciertamente, todos estos autores barajan hipótesis diversas en las cuales sería ahora fatigoso detenerse. Baste decir que coinciden en un punto: las plegarias eucarísticas de los capítulos IX – X de la “Didaché” poseen indudablemente un origen judío, estén realizadas en el contexto de una comida ritual, posean sentido sacramental o aglutinando ambas posibilidades (eucaristía precedida de un ágape). [10] Ibid. p. 401. [11] A. De HALLEUX, “Les ministères dans la Didachè”, en: “Irénikon” 53 (1980) 25 - 26. [12] J. J. AYÁN CALVO, (ed.), “Introducción a la Didaché” (Fuentes patrísticas 3), Madrid, 1992, p. 28. W. RORDORF, “Une nouvelle édition de la Didachè”, en: “Studia patrística” XV (Texte und Untersuchungen 128), Berlin, 1984, p. 27, lo resume brillantemente así: “En resumen, podemos defender razonablemente el punto de vista siguiente: Un autor desconocido, de origen judeocristiano, el cual se dirigiría a comunidades mayoritariamente de extracción pagana, reunió en este manual textos diversos que consideraba útiles para la edificación de los conversos”. [13] El texto de la “Doctrina apostolorum” ha sido publicado por los profesores W. RORDORF y A. TUILIER en el número 248 de la colección científica “Sources chrétiennes” como continuación a la “Didaché”. [14] Código “Monacensis latinum”, en la Biblioteca de Munich. Antes, en el año 1884, O. Von GEBHARDT había publicado la traducción latina, pero solamente hasta el II, 5 de la “Didaché”, a partir del códice “Mellicensis Q”. 52=914, un manuscrito datado entre los siglos IX al XI. [15] J. CAMPOS, “La versión latina de la Didaché”, en: “La ciudad de Dios” 184 (1971) 110 – 114. [16] J. –P. AUDET, (ed.), “La Didachè”...” , pp. 131-163.

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