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Cristianismo y Masonería Conferencia Pamplona





Conferencia en Pamplona-Iruña,


Masonería y Cristianismo” el jueves día 31 de Marzo 2022 en el Hotel Tres Reyes a las 19.30 horas.


Valentín Díaz, presentador


Conferenciantes Joan Francesc Pont & Javier Otaola










Con motivo de la próxima conferencia a realiza en Pamplona el próximo día 31 de Marzo en el Hotel Tres Reyes he querido publicar en escritorio anglicano el magnífico artículo de Orbayu de 28 de octubre de 2013 en PROTESTANTE DIGITAL.


Masonería y el pastor Atilano Coco Masonería y protestantismo se prestaron mutua ayuda ante los grupos de presión. Pero además hay una convivencia entre ellos desde el punto de vista del pensamiento. Tanto pastores como maestros de escuela protestantes estuvieron inclinados a participar activamente en la masonería por varios motivos que iremos apuntando. Sin embargo los genuinos masones españoles no tuvieron gran interés por el protestantismo a no ser por la confrontación anticatólica, hermanados por la persecución que ambos grupos sufrían. Siempre me han llamado la atención perspectiva de dos autores, suficientemente conocedores del

protestantismo del siglo XIX, como los profesores Juan Bautista Vilar y Jean Pierre Bastián,[i] que al analizar la figura de los primeros pastores no les parece tan homogénea. Para ellos hay un sector de ex clérigos católicos romanos portadores de una educación superior y otro grupo salido del mundo del artesanado y la burocracia como poseedores de una formación inferior. Siendo cierta esta procedencia social de los pastores no parece demostrarse suficientemente que la formación cultural y religiosa fuese superior en los ex clérigos católicos. Hemos de precisar que estos, a los que se les supone una educación superior, cuando acudían a los centros de formación protestante, estaban ayunos de Biblia y teología. Según afirman los autores católicos[ii] la formación del clero y su conocimiento de las ciencias sagradas estaba en un círculo de decadencia que no solo provenía de la precariedad económica que ofrecía la carrera eclesiástica, sino de otros muchos factores. “Se juzga que quien no es bueno para nada, ni sirve para nada —decía el jesuita Luis Martín— puede ser bueno y servir para la iglesia, y así se arrojan a la iglesia los desperdicios de la familia”. Otras causas de la mala formación eclesiástica provenían de esta selección social baja que conducía a una formación cultural baja. Por otra parte los obispos con el fin de atraer vocaciones rebajaron también las exigencias en los estudios. Dice este jesuita que hasta principios del siglo XX, los “domines”, formadores de los futuros sacerdotes, figura que estaba compuesta de clérigos o laicos, célibes o casados, enseñaban simplemente latín añadido a las simples enseñanzas de la escuela.


En la mayoría de los casos se hacía la “carrera breve” que constaba de un año de Filosofía y dos de Teología, imponiéndose sobre la “carrera larga”. Con todo no dejaría de haber excepciones de sacerdotes con excelente preparación como lo demuestran algunos de los ex sacerdotes conversos al protestantismo y algunas escuelas como la de Salamanca con Juan Arintero y Matías García o la Escuela apologética catalana tras la estela de Balmes. Sin embargo reconocen tanto Vilar como Bastian que muchos de los primeros pastores protestantes fueron formados en la Facultad de Teología de la iglesia Libre del Cantón de Vaud, en Lausanne, así como también en los Seminarios de Sevilla y Madrid. Sería en Suiza donde muchos estudiantes y luego pastores fueron influenciados por los profesores suizos tanto hacia el movimiento del despertar evangélico (Rèveil) y también conducidos hacia la masoneríade la mano de Henri Louis Empeiytaz o Emi Bost. Creemos por tanto que la formación y la motivación vocacional era suficiente para destacar que la formación de los pastores era aventajada en aquellos momentos. También hemos de destacar del dirigente religioso protestante sus muchos oficios que le daban una dimensión aún mayor a su figura pastoral. En muchas ocasiones el pastor era el maestro de escuela, el periodista, el organizador de asociaciones culturales y sociales, militante político y también masón. La masonería ofrecía un espacio de encuentro con otros liberales y un respaldo ante el constante acoso y persecución de las autoridades católicas.

[Paul Tillich]

Dice Paul Tillich: “Con las excepciones menores que ya hemos señalado podemos establecer con carácter general que la masonería ha florecido precisamente en los países de mayoría protestante y se ha acomodado de manera natural a los principios democráticos de las iglesias Congregacionalistas y Presbiterianas, a la tolerancia teológica de la Iglesia Anglicana y Episcopaliana, así como a los principios de libre examen y al valor prevalente que la Reforma concede a la conciencia personal sobre la simple tradición institucional. La eclesiología protestante definida por la democracia sinodal, y el libre examen está en el origen mismo del Estado moderno y es por ello más afín al estilo masónico, pero paradójicamente sin embargo la teología protestante, más pesimista respecto de la perfectibilidad de la condición humana sin el apoyo de la gracia, es más contradictoria que el cuasi-pelagianismo católico, respecto del optimismo masónico”.


Bastian cita a cuarenta y tres pastores involucrados en las logias y deduce que pueden ser representativos entre los doscientos pastores y maestros que pudieran trabajar en el protestantismo del último tercio del XIX. Este autor apunta la tesis de que “en España como en el resto de los países de mayoría católico-romana, masones y protestantes establecieron importantes lazos de entendimiento y colaboración como fruto de su condición de minorías perseguidas o arrinconadas, compartiendo además ideales comunes de modernización, laicidad, democratización. El catolicismo ultramontano siempre presente en España ha mantenido una hostilidad militante contra liberales, masones y protestantes.”[iii] Para no repetir a Bastián que resume a la perfección todos los estudios sobre el tema, reducidos al periodo de 1868 a 1939, consideraremos tres casos de pastores que ilustran hasta donde llegaba el compromiso con la masonería y representan una clase social y cultural media. ATILANO COCO La misma esposa de Coco explica este hecho con meridiana claridad en carta a Miguel de Unamuno: “Se acusa a mi esposo de masón y en realidad lo es. Lo hicieron en Inglaterra el año 20 o 21. Me dice mi esposo que consulte con usted lo que tiene que hacer; mi esposo desde luego no ha hecho política de ninguna clase. Lo hicieron eso porque sabe usted que en Inglaterra casi todos los pastores lo son y muchos también en España. En Inglaterra lo es el rey y también él es el Jefe de la Iglesia Anglicana. En España he oído que lo son algunos Generales, no se qué de verdad habrá en esto”. Tomamos algunos datos de la conferencia dada por Patrocinio Ríos[iv], buen conocedor de la figura de Atilano Coco, en la inauguración en Salamanca de la Residencia que lleva el nombre de este zamorano que murió fusilado en diciembre de 1936 por ser masón. Coco es posiblemente el protestante más conocido que murió fusilado por ser masón y pastor protestante. Unamuno considera a Coco su amigo en carta a Quintín de Torre y cree no murió por causa de la guerra en general: "Ahora, sobre la base, desgraciadamente cierta, de lo del Frente Popular, se parte- y andan a vueltas con la Liga de los Derechos del Hombre, con la masonería y hasta con los judíos.”



“Atilano Coco Martín –resume Patrocinio Ríos[v] -había nacido en Guarrate en el año 1902, en el seno de una familia de labradores acomodados. Su padre, Eugenio Coco, era miembro de la Iglesia Española Reformada Episcopal y Atilano estudió en Inglaterra, donde inició sus vínculos con la masonería. A su regreso, trabajó como maestro en la Escuela Modelo de la Iglesia Evangélica Española en Alicante. Ya casado con Enriqueta Carbonell, en 1929 se trasladó a Salamanca para hacerse cargo de la no muy numerosa congregación evangélica, arraigada en la ciudad desde 1879. Más tarde se afiliaría al Partido Republicano Radical Socialista, caracterizado por su ideario liberal avanzado y su laicismo radical. Según consta en la diversa documentación consultada, Atilano Coco, junto a otros miembros de Unión Republicana, promovió en Salamanca la Liga Española de los Derechos del Hombre. A su labor educativa y una comprometida actividad política se sumó el cultivo de la religión protestante. Fue ordenado Diácono de la Iglesia Española Reformada el 24 de septiembre de 1933 y recibió las sagradas órdenes de Presbítero de la misma Iglesia el 29 de septiembre de 1935, según documenta el profesor Patrocinio Ríos en las palabras que pronunció con motivo de la inauguración oficial de la Residencia «Atilano Coco», el 5 de noviembre de 2005 en Salamanca. La abundante actividad desplegada por el pastor zamorano haría de él una persona muy conocida en la sociedad salmantina del convulso año 1936. Allí le sorprendió el inicio de la Guerra Civil y su detención por los militares sublevados el 31 de julio, para ser trasladado a la Prisión de Salamanca sin ninguna acusación formal, aunque su militancia republicana y masónica como venerable maestro de la Logia Helmántica, la práctica de la religión protestante y la profesión de maestro le colocaron en la diana de los insurgentes.


La relación de Atilano Coco y Miguel de Unamuno ha sido estudiada ampliamente. Agonizar en Salamanca del periodista salmantino Luciano G. Egido, que reconstruye los hechos y nos hace sentir el drama que se libraba en Unamuno al ver la injusticia contra Coco y lo poco que puede hacer para su liberación. La madrugada del 9 de diciembre de 1936 fue fusilado Atilano Coco “sin formación de causa” y como recordaría Unamuno “por ser masón y amigo mío”. “Años después de la muerte de Atilano Coco no fueron pocos los intelectuales que condenaron el paso por las armas de una figura tan significativa. Patrocinio Ríos documenta la indignación del poeta Jorge Guillén o el ensayista y profesor Juan Marichal. Con este último llegó a conversar personalmente sobre el trágico final del pastor protestante zamorano, del que llegó a decir. «¡Qué barbaridad!, ¡matar a un hombre así!. ¡Pero si era un inocente!.» ! !Con varios «pecados» a la vez: amigo de Unamuno, protestante y masón. ! Algunos[vi] consideran que la vinculación a la masonería era algo más que una actividad suplementaria a la figura de pastor. “Este fenómeno, no fue generalizado entre las feligresías y sin embargo, no podemos descartar la posibilidad de que se diese un cierto proselitismo masónico en el ambiente de las Escuelas Evangélicas”- dice Elías de Mateo. Creemos, sin embargo, que la masonería en los pastores españoles, en la mayoría de los casos, no dejó de ser una tradición de la iglesia de Inglaterra asimilada por alguno de los estudiantes que se prepararon para el pastorado en ese país. Los más activos la usarían para proclamar el Evangelio y enfrentar mejor las agresiones de los católicos, como sería el caso en Gijón de Emeterio Fuentes. Lo que llama la atención en este caso de Atilano Coco y también de otros pastores, es el despliegue de la propaganda por parte católica para desmentir los fusilamientos a protestantes masones. En el archivo del cardenal Gomá aparece un “Informe anónimo sobre supuesta persecución a protestantes por motivos religiosos”. Se resalta en este documento que la revista inglesa “The espectator” reproducía algunas de las acusaciones aparecidas en “Church of England Newspaper”, muchas de las cuales no eran ciertas. Por ambos bandos se resaltaban o se falseaban las noticias. El diario Church of England decía que Atilano Coco había sido fusilado añadiendo que había sido en presencia de sus hijos y esposa, mientras el informe enviado al cardenal Gomá, se decía que no había sido fusilado. Exactamente decía[vii]: “El pastor protestante de Salamanca Atilano Coco no ha sido asesinado; goza de perfecta salud como su esposa y sus hijos. El Sr. Coco además de pastor evangélico, fue miembro del Partido Radical Socialista, ingresando en el de Unión Republicana al disolverse aquél: está afiliado a la Liga de los Derechos del Hombre y se ha distinguido por su actividad como miembro de Sociedades secretas. Por propalar noticias contrarias al Movimiento Nacional fue detenido el 31 de julio último pero ya ha sido puesto en libertad.” Era evidente que el informante del cardenal Gomá sabía que Atilano Coco había sido fusilado el 9 de diciembre puesto que el documento es del 30 de diciembre. Sin embargo tenía licencia para mentir ya que la campaña emprendida por la iglesia anglicana por los sectores pro-frentepopulistas y al frente del Dean de la catedral de san Pablo, W.R. Inge, también había informado al “The Spectator” con acusaciones que faltaban a la verdad de los hechos. La prensa protestante de Londres daba datos de desapariciones y fusilamientos sin confirmar que con un “parece ser” imitaban a la propaganda de guerra de Franco. También el diario madrileño La Voz recogía las informaciones londinenses en titulares como :“Los Fascistas fusilan a los pastores protestantes...” Sin embargo, no faltaron medios protestantes que desmintieron esas informaciones. La Asociación Protestante Surlay y la revista protestante parisinaL ́Association Sully en su número de Marzo de 1937 constataban que “la libertad de conciencia y la tolerancia religiosa, constituyen uno de los principios de la política del Gobierno Nacional”.


 

[i] Los dirigentes protestantes españoles y su vínculo masónico, 1868-1939: hacia la elaboración de un corpus. Jean Pierre Bastian. Anales de Historia Contemporánea, 21 (200)

[ii]La Iglesia en la España contemporánea/1: 1800-1936 pág. 120 Escrito por José Andrés Gallego, y Antón M. Pazos. [iii]La convivencia del protestantismo y la masonería. Javier Otaola. Agosto de 2012 [iv]Atilano Coco: mártir del siglo XX. Patrocinio Ríos. Salamanca 2005 [v]Un zamorano represaliado durante la Guerra Civil: Atilano Coco, un protestante en la memoria! Patrocinio Ríos [vi]Entre la represión y la tolerancia. El Protestantismo y las sectas en Málaga durante la época de Franco (1937-1967)Elías de Mateo Avilés. Anales de Historia Contemporánea 17 (2001) [vii]Archivo Gomá: Julio-diciembre de 1936 por José Andrés Gallego, Antón M. Pazo Editorial CSIC - CSIC Press, 2001 Pág. 497

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