Un encuentro con María de Juan María Tellería.
Un encuentro con María de Juan María Tellería. Entrevista por Alfonso Pérez Ranchal
Juan María Tellería es Presbítero de la Iglesia Española Reformada Episcopal (IERE, Comunión Anglicana) y el Delegado Diocesano para la Educación Teológica. Me ha parecido interesante acercarme a su último libro titulado Un encuentro con María que se presentó oficialmente este mes de febrero.
La primera pregunta, como se suele decir, es obligada. ¿Qué te llevó a escribir un libro sobre la Madre de Jesús?
La figura de María es, pese a su gran discreción en las páginas del Nuevo Testamento (solo se la menciona en un versículo de Gálatas, un par de ocasiones en Marcos, en los relatos de la infancia del Señor de Mateo y Lucas, así como en muy breves menciones también de estos dos evangelios, en el capítulo inicial de Hechos, unas cuatro ocasiones en Juan y un capítulo en el Apocalipsis), un personaje trascendental en la Historia de la Salvación, el más importante de hecho después de Cristo Jesús y, como muchas veces se ha dicho, una mujer especialmente escogida por Dios para una obra como jamás ha sido encomendada a ningún otro ser humano, ni lo será. Dada su innegable presencia en las tradiciones cristianas más antiguas, desde los credos de la Iglesia universal hasta las menciones de los Padres de los primeros siglos, sin olvidar las menciones que se le hacen en la literatura apócrifa, carece de sentido ignorarla de forma sistemática. Nuestro libro pretende contribuir al conocimiento de esta extraordinaria mujer, madre y sierva de Dios que es María, la Virgen.
- En el título se habla de un "encuentro" con María. ¿Qué tipo de encuentro?
Pese al gran arraigo de la piedad popular mariana en países de raigambre católica, como el nuestro, María es para muchos una gran desconocida. Renombrada, sí, mencionada, también, representada de forma plástica, muchas veces, pero en realidad se conoce poco de lo que ella significa en la Historia de la Salvación. Todo el mundo ha oído hablar del nacimiento virginal de Jesús, se acepte como algo cierto o no, pero para muchos cristianos resulta sorprendente calibrar la enorme influencia de María en la personalidad y hasta en la fe y la acción redentora de su Hijo, así como ciertos aspectos que el Nuevo Testamento sugiere de su magisterio en la piedad de la Iglesia naciente. Nuestro libro invita al lector a encontrarse con la María real, la auténtica, despojada de cuantos aditamentos innecesarios la ha sobrecargado la religiosidad del pueblo llano, y aprender de su piedad, su entrega total y absoluta a la voluntad divina.
- ¿A qué piensas que se deben tantos malentendidos con la figura de María?
Sin duda, a la tendencia innata a la exageración y la desmesura que tenemos los seres humanos. La piedad popular del catolicismo romano, evidentemente, ha sobredimensionado la figura de María hasta extremos que recuerdan, por desgracia, la idolatría pagana. ¡Atención! Hablamos de la piedad popular católica, no de su teología mariana, que es algo diferente y bien enraizado en la cristología bíblica y la tradición cristiana universal. Por otro lado, el protestantismo ha reaccionado a esta exageración con otra igualmente lamentable: rechazo casi visceral de la figura de María, de modo que en el día de hoy son legión los púlpitos evangélicos en los que se ensalzan personajes bíblicos de muy dudosas cualidades morales y humanas, pero bajo ningún concepto se admitiría una predicación que dignificara la figura de María.
- Estamos ante un libro escrito por un protestante que pertenece a una iglesia histórica, sin embargo, ¿crees que también es de interés para un lector católico? ¿Y para un evangélico?
Al ser representantes de una iglesia que se entiende a sí misma como la “vía media” entre dos mundos considerados hasta hace poco irreconciliables, Roma y la Reforma, los anglicanos podemos muy bien hablar de María con la autoridad que nos dan, por un lado, las Sagradas Escrituras y, por el otro, la más universal tradición cristiana y apostólica, de modo que cuanto decimos sobre la Madre del Señor enriquecerá por igual a católicos y protestantes, incluso evangélicos. El lector católico, especialmente si es de devoción mariana, se sentirá cómodo ante una presentación bíblica de María, comprobando cómo desde los escritos más antiguos del Nuevo Testamento que la mencionan hasta los más recientes se constata un mayor reconocimiento de la Madre de nuestro Señor y su innegable importancia e influencia en la piedad de la prístina Iglesia apostólica. Por otro lado, el lector evangélico que sea capaz de afrontar esta pequeña obra sin prejuicios previos —los prejuicios son siempre los peores enemigos del conocimiento y de la verdadera piedad cristiana—, sin duda se verá confrontado a un replanteamiento de muchos de sus postulados previos sobre la Madre del Señor, pero ello redundará, y estamos seguros de lo que decimos, en una mejor aceptación de las realidades enseñadas en el Nuevo Testamento, así como una evidente mejora de su piedad personal. María nos convida permanentemente a una completa consagración a su Hijo Jesucristo: “Haced todo cuanto él os diga” (Juan 2:5).
- Apuntas en la misma portada que se trata de un libro de reflexiones de un clérigo anglicano sobre María. ¿Nos podrías dar una idea general de por dónde van estas reflexiones?
La primera parte, y la más importante del libro, su núcleo, por así decir, consiste en una cuidadosa y mesurada exposición de todos y cada uno de los pasajes del Nuevo Testamento en los que aparece la figura de María, desde las meras menciones de pasada hasta palabras de ella misma recogidas por los autores sagrados. Sin pretensiones teológicas ni exegéticas, esta primera parte incide en el papel fundamental de María en relación con su divino Hijo, así como en lo que debió ser una existencia llena de dolor, de sufrimiento, dadas las particulares circunstancias de la concepción de Cristo, sin duda no bien percibidas por amplios sectores de la población judía del momento. La segunda parte, mucho más breve, contiene una exposición sobre las dos prefiguraciones más claras de María en el Antiguo Testamento. La tercera, también breve, hace lo propio con ciertas historias apócrifas sobre María que vieron la luz en los primeros siglos de la historia del cristianismo y que han tenido su peso en la piedad popular. Por último, dedicamos unas páginas a cuestiones siempre relevantes sobre la figura de María, como su perpetua virginidad, su intercesión por nosotros o su inmaculada concepción, entre otras, que se han presentado la mayoría de las vece como puntos irreconciliables entre católicos y protestantes, pero que pueden no serlo tanto como parecen. Estamos personal e íntimamente convencidos de que la figura de María, independientemente de su relevancia en los hechos que la conectan con Cristo en la Historia de la Salvación, se erige como ninguna otra en tanto que ejemplo perenne de piedad para la Iglesia universal y un llamado permanente a la unidad de los creyentes. Como decían los antiguos: Per Mariam ad Jesum.